El pasado jueves vino Pablo a coordinar una reunión en la que no había ningún guión previo. Aunque antes habíamos hablado sobre algunos temas concretos, la improvisación sirvió para que surgieran muchos y muy diferentes. Miguel propuso hablar sobre la improvisación diaria y acabamos contrastando distintas opiniones sobre la rutina. Y tras la rutina llegaron a la conversación muchas otras oportunidades para enlazar distintas cuestiones. Tengo la sensación de que con el intercambio aprendemos todos, y con el aprendizaje, ganamos todos. Hablar sobre el trastorno bipolar en la asociación de Bilbao resulta tan interesante como hablar de las implicaciones que puede tener en nuestra vida diaria.

Seguimos avanzando con la participación de todos, y mientras haya temas para compartir y de los que hablar, las reuniones tendrán vida propia. Aprovecho para invitarte a que te pases un día por el centro cívico para conocer lo que allí hacemos porque, como suele ocurrir, las palabras siempre se quedan cortas 🙂

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