Aunque parezca algo trivial y sin importancia cuando se reúne un grupo de personas a compartir cualquier experiencia todos aprenden un poco sin darse cuenta. Las personas que nos conocemos desde hace algún tiempo hemos creado un ambiente de confianza donde poder hablar de cualquier tema sin tener ningún miedo a ser juzgado. El simple hecho de hablar diluye muchos fantasmas y permite empezar a sentirse uno cómodo y estar en disposición de aprender escuchando o hablando, entre iguales o parecidos. Aunque todo el mundo sabe que sentirse comprendido sienta muy bien, el alcance de estas reuniones va mucho más allá. Compartir en voz alta experiencias que algunos, con toda seguridad, no han dado salida nunca por no encontrar el entorno adecuado, es mucho más que sano. Yo diría que puede llegar a marcar un antes y un después, especialmente tras haber escuchado comentarios del tipo: «Si llego a venir antes aquí yo no hubiera pasado por lo que he pasado».

En una ocasión leí que «nadie sabe tanto como todos juntos». Estoy convencido de que hoy sabemos todos mucho más que el primer día y mi intención es que todos sigamos aprendiendo.

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